Aprender y enseñar en la era digital
El papel de los estudiantes en la evaluación
Continuando con el tema de la
evaluación, hoy quisiéramos decir que los nuevos tiempos también
exigen implicar a los estudiantes de manera activa en los procesos
de evaluación, compartiendo y discutiendo con ellos los objetivos
de aprendizaje y los resultados esperados, y ayudarles para que,
individualmente y en grupo, puedan reflexionar sobre sus
experiencias, así como planear cómo progresar de acuerdo con los
criterios acordados con el docente.
Exigen, así mismo, que a los
estudiantes se les ofrezcan frecuentes oportunidades de
autoevaluación para reflexionar sobre sus experiencias y sus
resultados de aprendizaje a través del pensamiento crítico. La
actual idea de concebirlos como aprendices a lo largo de toda la
vida debe ser un factor decisivo en la educación y no la promoción
de un aprendizaje rutinario. Apoyando y valorando estos esfuerzos
de autoevaluación, se colabora a la formación de personas
más seguras de sí mismas, autónomas y autocríticas
Y al igual que la autoevaluación,
también debe estimularse la coevaluación que, a la vez que
ayuda a desarrollar su capacidad para analizar el trabajo de sus
compañeros y a comprender mejor los criterios con los que ellos
mismos serán evaluados, fortalece competencias de colaboración y
comunicación en el grupo. Este tipo de evaluación fomenta que los
estudiantes asuman un papel más activo en sus procesos de
aprendizaje, que aprendan a reflexionar sobre cómo están avanzando
y cómo mejorar.
Igualmente beneficiosa puede
resultar la evaluación de pares o iguales. Un
proceso por el que grupos de individuos evalúan a sus compañeros.
Este ejercicio puede o no implicar una discusión o acuerdo previo
sobre los criterios o sobre los dominios de la evaluación; sean del
contenido, de habilidades académicas, sociales, etc.
La investigación sobre su
oportunidad y valía es discrepante en la investigación, pero la
mayoría de los trabajos llega a la conclusión de que la evaluación
por pares se considera como suficientemente justa y exacta. Y puede
ser valiosa al introducir un factor de corrección para los
productos grupales.
Un balance entre la evaluación del
aprendizaje y para el aprendizaje permite no sólo contar con
valiosa información para los actores involucrados en el sistema
educativo acerca del aprendizaje logrado por los estudiantes, sino
también conseguir que la evaluación logre su más alto cometido:
contribuir a elevar los niveles de aprendizaje y hacer posible que
éstos se orienten hacia la formación de seres humanos capaces de
seguir aprendiendo a lo largo de la vida.
Florentino Blázquez Entonado
Profesor Emérito. Coordinador del Programa de Mayores de la Universidad de Extremadura