Opinião
Cartas desde la ilusión
Querido amigo:
Una de las constantes de todo
sistema educativo es la búsqueda de soluciones a todos sus
problemas (queriendo, en el fondo, resolver todos los problemas de
la sociedad). Hay, como sabes, soluciones institucionales de nivel
estatal, como es el caso de Finlandia, pero también hay soluciones
institucionales de tipo privado, como la que está en el centro de
atención de mis reflexiones en el día de hoy.
Me refiero a la red de escuelas
suecas Vittra, una iniciativa privada que se basa en un
planteamiento nuevo de la actividad de los alumnos, lo que conlleva
un nuevo diseño del espacio educativo y la aceptación de una nueva
dimensión del rol de los profesores.
A continuación te transcribo los 6
pilares fundamentales en los que se basa la actuación educativa de
los profesores:
1. Descubrir el método que mejor se
ajuste a cada alumno: Los niños juegan y aprenden de la forma más
adecuada a sus necesidades, curiosidad e inclinaciones.
2. Aprender a partir de la
experiencia: Así se refuerza su motivación y se inspira su
creatividad.
3. Comprender su propio
aprendizaje: Los alumnos disponen de herramientas para adquirir
nuevos conocimientos y profundizar en su comprensión de «cómo
aprendo», lo que les capacita para aprender de manera más fácil y
eficaz en el futuro.
4. Tener confianza en los alumnos y
en sus aptitudes: Los estudiantes adquieren más conciencia de sí
mismos, de su potencial y de su fortaleza. De esta manera se
enfrentan con gusto a los retos.
5. Desarrollar su capacidad de
comunicación y de interactuar con otros: Los alumnos entienden las
necesidades e intereses de los demás.
6. Hacerse con los medios
necesarios para estudiar y trabajar en un entorno internacional:
Los alumnos desarrollan un verdadero bilingüismo sueco-inglés,
experimentando y estableciendo contactos internacionales a través
de redes y programas de intercambio con el extranjero.
Si a esto añadimos una concepción
del espacio educativo desde la apertura y la facilidad para la
movilidad, la posibilidad de una interacción continua con varios
profesores y la apuesta por el aprovechamiento de los recursos
tecnológicos, nos encontramos con un entorno educativo orientado
hacia el desarrollo de la competencia de "aprender a aprender", en
el que se da tiempo suficiente a los alumnos para que ejecuten
auténticas tareas (o minitareas) en lugar de simples ejercicios
académicos, basándose en la reflexión, la prospección y la toma de
decisiones. Pero aún hay más: los alumnos trabajan sobre tareas
basadas en la vida real, y no en meras propuestas académicas de
resolución de problemas clásicos de "lápiz y papel" que únicamente
tienen sentido dentro de las cuatro paredes del aula clásica.
Todo esto es posible y factible
porque el rol del profesorado cambia radicalmente: la/el
profesora/or no se circunscribe a enseñar a un grupo de alumnos
sentados en sus pupitres entre cuatro paredes fijas e inamovibles.
La/el profesora/or no enseña, sino que orienta, alienta y motiva,
sosteniendo el esfuerzo de los alumnos que son los auténticos
constructores de su propio conocimiento. Por eso, cambia también el
rol y la actitud de los alumnos, quienes poseen un plan
individualizado de desarrollo en función de sus características y
posibilidades.
Tengo la impresión de que esta red
de escuelas ha conseguido "matar la escuela" tradicional, tal como
hemos comentado en varias cartas anteriores.
Es evidente que habrá que esperar
algún tiempo más para ver los resultados y su posible (y deseable)
consolidación. Pero también se puede afirmar que el planteamiento
responde de manera más adecuada a lo que se espera de los centros
educativos en un siglo XXI ya entrado en su segunda década.
Ahora bien, se consoliden o no los
resultados, no deja de ser un proyecto y un planteamiento educativo
que se ajusta a lo que nuestra ley de educación anterior (la LOCE)
proponía como núcleo fundamental: el desarrollo de las competencias
de cada uno de los alumnos.
Hasta la próxima, como siempre,
salud y felicidad.