crónica salamanca
Unamuno, siempre vivo entre nosotros
La simbiosis de Unamuno con Salamanca y
su universidad fue profunda durante los años en que el catedrático
y rector se integró en plenitud en la ciudad (llega en 1891 y
fallece en 31 de diciembre de 1936).
El escritor, poeta, pensador,
ensayista, político se dejó cautivar por los encantamientos tan
especiales que destila la ciudad y la universidad, como muy bien
podríamos servirnos del decir de Miguel de Cervantes en el Quijote.
De ello no cabe duda, sobre todo si repasamos algunos de los
maravillosos poemas que Unamuno dedica a Salamanca, su admirado
"alto soto de torres".
Pero también hemos de reflexionar a
la inversa, sobre lo mucho que Salamanca debe a este pensador
universal, porque Miguel de Unamuno ha hecho y hace a Salamanca y
su universidad cada día más universal y atractiva. La
extraordinaria personalidad que don Miguel mostró y legó en muchos
de los rincones y ambientes salmantinos, su ingente y original obra
filosófica, literaria y poética, universitaria y educativa, y su
memoria conservada en los ambientes de sociabilidad ciudadana, en
las innumerables conferencias y charlas ofrecidas en ambientes
populares y en casinos/ateneos, así como en su conducta y
compromisos políticos (con frecuencia a contracorriente), hoy
siguen haciendo crecer el capital intelectual y la riqueza cultural
de la ciudad de Salamanca. Unamuno sigue siendo, después de casi 80
años después de su muerte, uno de los activos culturales y
científicos más importantes de nuestra ciudad y de la Universidad
de Salamanca, uno de esos elementos que la hacen universal.
Desde luego que el protagonismo que
alcanzó Unamuno en todas partes, mucho más allá de la ciudad, en
toda España , en Europa y América, tiene mucho que ver con su
trayectoria periodística, con su irreductible personalidad, con la
autonomía de su pensamiento y su rebeldía natural para admitir
cualquier imposición, incluidas las de origen político.
La vigencia de Unamuno entre
nosotros continúa siendo intensa día a día, Lo es por numerosas
circunstancias, celebraciones y actos del devenir cotidiano de la
Universidad y de la ciudad. Vamos a mencionar, a vuela pluma,
solamente algunas de ellas. Así, cada 31 de diciembre el
Ayuntamiento de Salamanca realiza un acto floral y poético en su
memoria, ante la estatua de Unamuno, ubicada frente a la casa donde
vivió y falleció. Hace poco más de un mes así se cumplió con esa
bella tradición, instaurada hace ya algunas décadas, después de la
Constitución de 1978.
Por otra parte, en los últimos
meses se ha constituido la Asociación de Amigos de Unamuno, de la
que formamos parte ciudadanos de diferentes sectores de la ciudad.
Se ha elaborado un nutrido cupo de actividades que forman una
agenda atractiva para todas aquellas personas interesadas en los
temas unamunianos. Es recomendable la visita a su sitio web
(amigosde Unamuno.com) para estar informados sobre las reuniones,
vida de tertulia, conferencias, proyecciones, exposiciones,
actividades diversas relacionadas con algún aspecto de interés
relativo a la vida o a la influencia unamuniana desde muchas
posibles variables, ambientes, procedencias.
De obligada visita y reconocimiento
es la mención al funcionamiento de la Casa Museo Unamuno, en la
Casa Rectoral, al lado mismo del Edificio de Escuelas Mayores,
dirigida con reconocido éxito y eficacia por Ana Chaguaceda. Allí
se conserva la biblioteca personal de Unamuno, pero también todo el
archivo relativo a su obra, biblioteca especializada, y centro de
documentación e investigación que acoge todos los días a
investigadores procedentes de todo el mundo, interesados en algún
aspecto de la poliédrica obra de nuestro escritor, pensador y
rector. En ese espacio tan singular que representa La Casa Museo de
Unamuno se celebran también actos culturales de atractivo
ciudadano, como por ejemplo el concierto que hace pocas semanas
ofreció el canta autor Nino Sánchez sobre poemas de Unamuno a los
que él mismo ha puesto música.
Como última referencia, en esta
ocasión, del sentimiento unamuniano que destilan espacios, paredes,
ambientes, edificios de la ciudad y de la Universidad de Salamanca,
vamos a referirnos a una más que atractiva exposición dedicada a
Unamuno, que puede visitarse en el Patio de Escuelas Menores. El
título de la misma es "Destierro/des-cielo. Unamuno, de París a la
República". Está organizada por la Oficina del VIII Centenario de
la Universidad de Salamanca (1218-2018), y de ella se ha editado un
sugerente y documentado catálogo, coordinado por su Director
Adjunto, Julio Cordero.
La exposición y el catálogo se
proyectan sobre una etapa muy particular en la vida de Unamuno y de
España (1924-1930), que responde a la Dictadura de Primo de Rivera,
y al destierro obligado y/o voluntario de Unamuno en Fuerteventura
y en Francia, fuera de Salamanca, lejos de su familia, y añorando
siempre el regreso, pero manteniendo firme su actitud de rebeldía
contra la política del general ya mencionado y la monarquía de
Alfonso XIII. El regreso y acogida multitudinaria a Unamuno, a su
llegada a Salamanca procedente del destierro, resultó simplemente
espectacular, según confirman todos los testimonios periodísticos y
las numerosas fotografías del momento.
La exposición está cargada de
sentimiento, de ilustraciones gráficas, de recortes de prensa, de
referencias de obras literarias, ensayos y poemas del propio
Unamuno. El catálogo de la exposición nos ofrece sugerentes
estudios de historiadores como Colette y Jean Claude Rabaté, Ana
Urrutia Jordana, Mariano Esteban de Vega, además de una profusa
colección de referencias gráficas y fotográficas sobre esos años
tan cruciales y señeros, de la vida de Unamuno, pero también de la
sociedad española que anunciaba la llegada de la Segunda
República.
Por todo ello, nos atrevemos a
decir, que Unamuno sigue vivo entre nosotros, a través de la
visibilidad de la memoria colectiva sobre su obra y persona,
mediante los retos que nos lanza la lectura de sus trabajos sobre
el presente social, político y educativo. El casi eterno rector de
Salamanca, Unamuno, nos interpela e invita a pensar críticamente
como universitarios y ciudadanos. Por ello, como bien pudiera decir
Bourdieu, pero lo afirmamos nosotros, Unamuno es uno de los
primeros intelectuales de nuestro tiempo, en el sentido
contemporáneo del término, comprometido a un tiempo con la vida
académica e intelectual, pero también con los asuntos de la cosa
pública, de la sociedad.