Opinião

CRÓNICA
Cartas desde la ilusión

Juan A. Castro PosadaQuerido amigo:

Hoy tengo que comentarte el segundo principio de la Evaluación para el Aprendizaje (EpA) que completa el primero que, como recordarás, te comenté en mi carta anterior (ese primer principio decía así: La Evaluación para el Aprendizaje debería ser parte de la planificación eficaz de la docencia y el aprendizaje). El segundo principio se enuncia así: La Evaluación para el Aprendizaje debe orientarse al aprendizaje de los alumnos.

A mi manera de ver las cosas, si planificamos eficazmente la docencia y el aprendizaje, por sí misma, esta planificación nos llevará necesariamente a producir aprendizaje en nuestros alumnos.

Pero, una vez más, conviene que "pongamos los puntos sobre las íes", y dejemos las cosas suficientemente claras. A pesar de que llevamos ya varios años tratando de desarrollar competencias en nuestros alumnos, la realidad es que todavía seguimos promoviendo la memorización que promueve la "evaluación a término", como te comentaba en mi carta anterior. Es necesario y urgente un cambio en la orientación del producto de nuestra docencia: los alumnos no tienen que reproducir aquello que nosotros les enseñamos, sino que tienen que construir las competencias que les lleven a ser capaces de construir el conocimiento y la práctica necesarios para enfrentarse a los problemas reales con perspectiva de éxito.

Para conseguirlo, sin embargo, se impone una dinámica del cambio distinta, tal vez un poco o mucho más drástica que la que hemos sugerido y comentado en diversas ocasiones hasta ahora. Creo que es el momento de plantear la necesidad de destruir para re-construir, dado que todas las dinámicas del cambio que se habían propuesto anteriormente han sido ineficaces (modificar, re-adaptar, re-considerar, evolucionar, etc.).

Lo primero que tenemos que destruir es la escuela tal como la concebimos actualmente. En algún momento, hace ya tiempo, te comenté que deberíamos "matar" a la escuela tal como la estamos gestionando actualmente. La "filosofía" que sustenta la escuela actual, lo hemos dicho, repetido y comentado en muchas ocasiones, es totalmente obsoleta, pues trata de formar personas del siglo XXI con métodos provenientes del siglo XIX que, por comodidad tal vez, los profesores no nos hemos atrevido a destruir para re-construir nuevos métodos adaptados a las necesidades reales del mundo en que vivimos actualmente.

Si seguimos con la misma metodología, es imposible conseguir un auténtico aprendizaje y, por tanto, no deberíamos seguir hablando de la Evaluación para el Aprendizaje como instrumento para conseguir que los alumnos aprendan auténticamente.

Ahora bien, el reto es importante, pues supone, a la vez, una renuncia a la comodidad y una búsqueda creativa. Creo, efectivamente, que los profesores debemos comenzar a denunciar la comodidad en la que nos hemos instalado (basándonos en la seguridad que nos dan los libros de texto y las prácticas de "transmisión del conocimiento" tradicionales) y comenzar a aceptar que nos espera un camino largo y duro basado en la generación de propuestas y comportamientos creativos que nos saquen del letargo y nos lleven a actuar de manera correcta en relación con nuestro estilo de docencia y nuestras prácticas de evaluación. Mientras sigamos anclados en nuestra mentalidad de "examinadores" de nuestros alumnos, ni la escuela ni el sistema llegarán a cambiar nunca, porque seguiremos alimentando nuestros miedos y seguiremos manteniendo nuestra comodidad basándonos en las "prácticas tradicionales".

Esto significa, obviamente, que tenemos que destruir, también, nuestro rol de profesores como "sabelotodo" y como "transmisores de los conocimientos", creyendo que enseñamos siempre la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Si no destruimos esta mentalidad, escasa será nuestra aportación real, como educadores, a la sociedad en que estamos viviendo y a la sociedad para la que tenemos que preparar a nuestros alumnos.

Siento tener que acabar aquí. Seguiremos reflexionando sobre esto, a pesar de que, en ocasiones, las ideas resulten repetitivas. Pero es la única manera de que vayamos asumiendo y aceptando la necesidad de destruir para re-construir.

Hasta la próxima, como siempre, salud y felicidad.

 
 
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