Quien posibilita todo el desarrollo educativo del que venimos tratando en nuestras colaboraciones y quien es la responsable del cambio de era del que venimos hablando es Internet.
Internet como plataforma universal abierta y flexible, puede considerarse, aunque la evidencia de otros datos lo nieguen, un agente facilitador del intercambio democrático, porque hace accesible más información. Y es cierto que la información más actual es accesible a más gente que nunca a lo largo de la historia de la humanidad.
Con unos 3000 millones de internautas, la red por antonomasia se ha convertido en el entorno de comunicación más importante de todos los tiempos, por lo que Internet podría considerarse la tecnología singular más poderosa e influyente en la configuración masiva de la mente humana.
Se trata del primer medio de comunicación de masas bidireccional cuyas posibilidades son cada vez mayores desde el punto de vista educativo y van siendo, día a día, ilimitadas. A lo que ya se considera "viejo" como el correo electrónico o a las listas de discusión, los grupos de noticias o foros de debate, los chats o grupos de conversación, se han añadido las plataformas virtuales de enseñanza, la realidad aumentada, el aprendizaje ubicuo y móvil, la robótica, etc., todo lo cual posee un potencial educativo tan potente -bien de modo individual y mucho más colectivamente- como para poder transformar la educación o, mejor, para tratar de educar de manera adecuada para la era digital, como detallamos en nuestra obra La evaluación en la era digital (Editorial Síntesis, 2017).
En el ámbito educativo se está produciendo un creciente proceso de socialización a través de Internet. La red, las plataformas digitales y las redes sociales suponen unos potentes recursos como medios de comunicación e intercambio que favorecen la interacción y la participación de los interlocutores de los intercambios virtuales humanos. Efectivamente, nuestros actuales alumnos reconocen y se ven influenciados por la diversidad de las redes.
Internet cuenta ya con espacios especializados y pensados para las distintas funciones escolares a las que puede contribuir, especialmente en tareas de enseñanza, pero en dicha obra abogamos por la inclusión global en la era digital, aunque esto no debe eximir al profesorado de continuar y ampliar las ya innumerables experiencias de innovación muchas más de las que ya existen, basadas en estas tecnologías y, concretamente, en las enormes posibilidades de la red.
El uso de la red debería ser en las escuelas tan habitual como consultar un atlas, trabajar en un cuaderno de ejercicios o utilizar el libro de texto. Pero no basta entenderlo como una enorme biblioteca o una inagotable base de datos permanentemente disponibles, sino tal como desde aquí lo reivindicamos, como un medio para la indagación, las innovaciones, los debates, la crítica, el planteamiento y resolución de problemas. Así mismo para potenciar el trabajo en equipo. Los profesores pueden trabajar con colegas que compartan tareas curriculares, intercambiar proyectos y experiencias conjuntas, compartir materiales, trabajar en colaboración, etc.