Entre las muchas facetas que podrían destacarse de la figura de D. Antonio Salvado, escritor, intelectual, profesor, poeta…, me gustaría en esta líneas referirme a una, quizá no tan conocida, pero sí pienso que importante, y es que en mi opinión ha sido un hombre de visión internacionalista.

Colaborando en mucho en la relaciones internacionales de su tierra, de la que estaba muy orgulloso, con el resto de geografías, especialmente peninsulares, este albicastrense universal promovió siempre reuniones, contactos y reciprocidades con innúmeros colegas de diversos lugares y países pero especialmente con Salamanca. Como un nuevo Amato lusitano, impulsó el vector Castelo Branco-Universidad de Salamanca, recibiéndonos y visitándonos con frecuencia y siempre con simpatía y gran competencia. Su fina ironía, su estético discurso y su sabiduría siempre están y estarán con nosotros.

No es de extrañar que, ya en el siglo pasado, fuera distinguido y honrado, entre otros muchos honores que ha recibido, por los antropólogos salmantinos y castellano-leoneses en general, como uno de nuestros colaboradores de honor. Así sucedió en 1999 con motivo de la celebración en Salamanca del IVº Congreso de Antropología iberoamericana, evento que actualmente ya va por su XXII edición.

En las crónicas del mismo, publicadas al año siguiente por el Anuario de Estudios Americanistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Sevilla, reza lo siguiente: "Cerró las sesiones el profesor y poeta de Castelo Branco, don Antonio Salvado que, al referirse a las crónicas portuguesas sobre los indígenas de Brasil, llenó un hueco importante de la panorámica ofrecida completando todas las regiones iberoamericanas y clausurando brillantemente el evento. El mencionado profesor recibió en ese mismo acto la insignia de miembro honorario del Instituto de Investigaciones Antropológicas de Castilla y León (IIACyL)". (Anuario de Estudios Americanos, CSIC, Vol. 57, Nº2, año 2000, pág. 776.)

Desde entonces sería uno de los nuestros, y así lo siguió demostrando los tres lustros siguientes de manera incansable y creciente, y así lo sigue demostrando en la actualidad. Por muchos años.