Crónica
La ejemplaridad de Bob Dylan
Ha pasado Bob Dylan por Salamanca, y no
lo ha hecho de cualquier manera. Su concierto en el pabellón
municipal multiusos, inolvidable, por cierto. Sigue siendo a su
edad uno de los símbolos mundiales del rock.
En primer lugar, ha venido a nuestra ciudad, como expresión de
reconocimiento y como muestra de respeto y contribución a la
celebración del VIII Centenario del nacimiento de la universidad de
Salamanca en 1218. Y por supuesto, a su brillante trayectoria de
varios siglos. Así lo ha reconocido el viejo rockero estadounidense
de forma pública y al aceptar colaborar con el centenario
mencionado desde el momento en que fue invitado por los
responsables universitarios y municipales salmantinos para que
diera un concierto, después de venir de Lisboa, y antes de marchar
a Madrid y Barcelona, y más tarde a otras ciudades europeas, en una
gira larga planificada con cuidado hace ya tiempo. Este ha querido
ser su homenaje a la cultura, a la ciencia, a los saberes, a las
trayectorias de instituciones de educación superior con calidad
real, a la universidad. Es un cantante distinto a la mayoría de los
que deambulan por los escenarios, desde luego, y sabe motivar bien
sus elecciones.
El desarrollo del concierto estuvo lleno de profesionalidad,
comenzando con estricta puntualidad, desgranando con energía, a los
76 años, "Things have changed", "Tryin to get to heaven" y otros
veinte títulos en un espectáculo que se extendió algo más de cien
minutos, todos ellos cargados de energía musical y belleza. Además,
el acompañamiento de su banda de excelentes instrumentistas resultó
sencillamente formidable.
Por otra parte, y siendo todo un mito del rock para varias
generaciones de admiradores, Bob Dylan sabe huir de las
estridencias, con frecuencia muy presentes en las conductas
públicas de otros colegas que musical y moralmente no le llegan ni
a la suela de los zapatos, aunque muevan también a miles de
seguidores apasionados. Creo que es hoy para nosotros la lección de
toda una vida de éxito profesional trasladado al exterior de manera
sencilla , y hasta humilde, siendo todo un mito, como lo es.
No queremos hacer aquí la crónica personal del concierto, sino
extraer algunas reflexiones que nos vienen muy bien al ámbito
universitario español, y no solo el nuestro en particular. Son
reflexiones que nos han ido aflorando, desde un hecho musical tan
destacado, hasta la vida cotidiana de nuestro quehacer
universitario.
Nuestro admirado rockero nos invita con su ejemplo a ser buenos
profesionales en lo que hacemos, sea la docencia, la investigación,
la proyección externa de la alta cultura y de la ciencia al entorno
próximo y lejano. La puntualidad en el cumplimiento de nuestras
clases y obligaciones, la aspiración al ejercicio perfecto en lo
que elaboramos y publiocamos, la constancia en el trabajo bien
hecho a lo largo de los años, el entrenamiento necesario y con
frecuencia oscuro hasta obtener un resultado de calidad
reconocioda. La envidiable conjunción y armonía con sus músicos
acompañantes es una invitación al trabajo en equipo. La búsqueda de
inspiración para componer baladas o piezas originales, que no es
flor de un día y que requiere constancia en el trabajo, es una
llamada de atención a profesores e investigadores universitarios, a
nuestras lecturas de larga duración, a la consulta paciente,
sosegada de artículos, de textos que otros autores han pensado y
escrito. La inspiración es imprescindible al artista, al creador,
pero la inspiración le tiene que encontrar trabajando, como
confesaba el genial pintor Pablo Picasso, cuando algún periodista
le formulaba la pregunta sobre el momento en que le llegaba la
inspiración al genial pintor malagueño
Al investigador universitario, al docente, la inspiración no le
viene por ciencia infusa, sino que le tiene que encontrar bien
preparado, con lecturas y reflexiones previas, contrastadas con los
colegas del ámbito científico. Bob Dylan no lo dice así, con estas
palabras, pero se percibe y contrasta, se palpa al cabo de toda una
vida de profesión musical creadora, que esa ha sido su forma de
crear y componer música.
Nuestro compositor y cantante norteamericano, con muchos años a su
espalda, continúa trasmitiendo vitalidad, frescura, arte de primer
nivel. Es por ello una invitación a todas las personas, y a todos
los profesores universitarios que pasan de los 70 años, a
mantenerse vivos, activos. Y en consecuencia es también una
invitación a los responsables de las jubilaciones en las
universidades a plantearse una política bien diferente de
aprovechamiento de los recursos, de la masa crítica que representan
muchos profesores universitarios que, aun estando lúcidos y en
condiciones físicas adecuadas, desaparecen del circuito a partir de
los 70 años por imperativo de la ley de jubilación. Es un capital
científico y social muy desaprovechado, si los interesados se
encuentran bien de salud y lúcidos de mente. Téngase presente por
quien corresponda el ejemplo de lucidez, arte y belleza que nos
ofrece Bob Dylan a una edad que trasciende los reglamentos y leyes
de jubilación oficial.