Los Programas Universitarios para Personas Mayores
Una exitosa y floreciente iniciativa educativa
La
vida de las personas adultas ha cambiado radicalmente en los
últimos veinte años en Europa. Hasta ese tiempo, alcanzar la
jubilación significaba pasar a una situación de falta de actividad,
no sólo en el ámbito laboral sino también en la vida cotidiana. Sin
embargo, esta idea ha cambiado muy rápidamente y se está
reivindicando un nuevo concepto de jubilación. Trabajar durante más
años, hacerlo a tiempo parcial, regresar a la universidad o ser
voluntarios son algunas de las alternativas al clásico sentido del
retiro de la actividad profesional que se mantenía en generaciones
anteriores.
Del mismo modo, desde hace algunos años está aumentando la
población mayor de 65 años en el mundo y se espera que este número
continúe en aumento hasta, al menos, mediado el siglo XXI.
Disminuye la natalidad y crece el número de personas mayores. Esto
hace que muchas instituciones y varias ciencias comiencen a tomar
en serio el estudio de esta creciente población, hasta no hace
tanto tiempo marginada que ahora empieza a ser cuidada y
protegida.
Atendiendo a la frontera cronológica marcada como referencia de
entrada en la llamada "Tercera edad", que suele ponerse en los 65
años, tanto Portugal como España tienen un alto porcentaje de
personas de esta edad, ambas en torno al 20% (España el 18,4% y
Portugal el 20,7%), lo que supone ser una población envejecida.
Unos datos especialmente preocupantes si tenemos en cuenta que en
ambos casos la población total disminuye y crece en mayor
medida la proporción de octogenarios. Y lo que es más preocupante,
las previsiones apuntan a que estos índices se elevarán y es en
Europa donde este aumento es mayor.
El estudio de estos interesantes cambios demográficos nos pueden
dar una idea de la importancia real que el colectivo de personas
mayores tiene y tendrá en los próximos años, tanto desde una
perspectiva económica o sanitaria, como de rendimiento electoral o
de atención educativa, que es el caso que nos ocupa. A estas
personas ya no vale entretenerlas con viajes de los servicios
sociales todo el año, por lo que habrá que estudiar fórmulas para
ocuparlos con lo que sus deseos y capacidad permiten y con el
amplio abanico de ambiciones y capacidades que manifiestan.
Y así está sucediendo, pues mientras que la vejez ha sido estudiada
hasta hace muy poco tiempo desde una perspectiva exclusivamente
negativa, haciendo resaltar las deficiencias de la misma, ahora se
contempla a los mayores desde una óptica mucho más positiva,
resaltando en ellos cualidades que todavía son provechosas para la
sociedad.
En esta linea, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró a
1999 como el Año Internacional de la Personas Mayores, bajo el lema
"una sociedad para todas 1as edades". La decisión no pudo ser más
oportuna porque la prolongación de la edad media de vida de la
sociedad producida a lo largo del siglo XX, que no tiene precedente
en la historia de la humanidad, supuso un desafío para todas las
sociedades y exige un cambio fundamental del modo en que éstas se
organizan y consideran a las personas mayores de edad.
Los programas de las instituciones de enseñanza superior para
personas mayores son una de las más importantes atenciones para con
ellos. Dichos programas, específicos para este tramo de edad,
fomentan la participación de los mayores en la sociedad, otorgando
una dimensión social al proceso educativo que iniciaron en etapas
pretéritas de sus vidas.
Se trata de una nueva forma de "Educación de Adultos", aunque
hablando estrictamente, la que entendemos como Educación de adultos
está orientada a la integración de los adultos en el mercado de
trabajo a través de programas de cualificación o recalificación
profesional y su eje gira en torno a procesos de alfabetización,
mientras que los Programas Universitarios para Mayores nacen de la
creciente demanda de la población mayor de lograr una formación que
transciende a la alfabetización y es posterior a la misma.
Los mayores están cambiando de perfil, sus necesidades y
expectativas son otras y para lograr lo que quieren y merecen
la universidad debe ser, de entre todas las instituciones, de
las primeras en atender sus justas reivindicaciones.
Estos programas suponen un nuevo concepto de educación
universitaria, que enseña a envejecer de forma saludable y
solidaria, extendiéndose a todos los colectivos sociales y
reforzando al mismo tiempo los procesos de relación
intergeneracional. Se trata, en definitiva, de un proceso de
adaptación a las necesidades sociales y culturales de las personas
de edad, que requiere el apoyo institucional, tanto social como
educativo.
De ellos se irá tratando en esta serie de colaboraciones, que hoy
iniciamos.
Florentino Bláquez Entonado
Professor Emérito. Coordinador del Programa de Mayores de la Universidad de Extremadura