Crónica
Escuela rural, sindicalismo y universidad en la partida de Miguel Grande
En la vida nos encontramos con
personalidades fuertes, capaces de conjugar de forma poliédrica
varias e importantes actividades profesionales, combinadas además
con un sólido compromiso social con algunas de ellas, o todas en
diferentes momentos.
La universidad es en este espacio periodístico de aparición
mensual, que es Ensino Magazine , el tema principal que nos
ocupa e interesa ahora para comentar una trayectoria
ejemplar. Desde la universidad podemos observar y analizar
conductas personales y formas de abordar el estudio de algún campo
de especial interés para el estudio.
Por ejemplo, si nos fijamos en la escuela rural, hemos de admitir
que no es un tema que haya sido uno de los preferentes para ser
abordado entre los investigadores de la pedagogía. Sin duda la
escuela rural era la hermana pobre de la escuela primaria, porque
también lo ha sido de modo secular la gestión pública de todo
aquello que afecta a lo rural. La universidad ha permanecido
durante mucho tiempo alejada de los problemas atraviesan la
condición rural, incluida la educación pública de sus habitantes,
de sus niños en concreto. Había que contemplar una apuesta por el
mundo rural.
Cuando Miguel Grande se acerca a la docencia universitaria
atendiendo a la formación práctica de los futuros maestros tiene
muy presente la condición rural de muchas escuelas que acogerán
estudiantes de magisterio. Cuando decide hace ya algunos años
iniciar una investigación doctoral, lo hace con la previsión y el
compromiso de una experiencia de vida anterior previa y
directamente vinculada a la escuela rural. Por ello dedicó su
investigación al nivel de la formación profesional, sector con que
se encontraba muy identificado desde el inicio de sus trabajos
profesionales en los Colegios Familiares Rurales a finales de los
años 1970. Fue una investigación doctoral muy exitosa que tuvimos
el placer intelectual de acompañar.
Desde su condición de maestro siempre tuvo presente que la
prioridad de su dedicación profesional pasaba de forma preferente
por la escuela rural, tema al que dedicó horas infinitas, días y
años, jornadas de formación, debates, artículos de prensa
como los que publica dentro de Equipo Escuela, artículos en
revistas dirigidas a los profesores (Cuadernos de Pedagogía,
Colaboración) y algunas especializadas (Historia de la Educación,
por ejemplo). De esa manera llegó a ser considerado en España,
desde hace años, como una autoridad en todo lo que se relacionaba
con la escuela rural y el desarrollo campesino. Incluso conviene
recordar que algunas de las transformaciones organizativas
oficiales operadas de la escuela rural, como los Centros Rurales
Agrupados, adoptados por el Ministerio de Educación como modalidad
organizativa diferenciada, para la escuela rural, se deben en buena
medida a la acción permanente de defensa y propuesta de mejora de
este profesor, que tiene inoculada en su médula vital la escuela
rural.
Otra de sus vertientes sociales y profesionales que nos place
comentar es la sindical, y en particular la referida a la
Universidad de Salamanca. Fue siempre consciente Miguel Grande de
la importancia de pensar respuestas colectivas organizadas para
defender los derechos e intereses de los profesores, en particular
los de los más jóvenes y más necesitados de apoyo. Por esto
consideró que la respuesta sindical en defensa de los maestros era
obligada, incluso en la lejana etapa presindical, antes de la
libertad de sindicación de los docentes, que se consigue en España
en 1977. Por ello fue también impulsor decidido de la militancia
sindical en la Universidad de Salamanca, donde desarrolló una
completa y exitosa actividad organizativa del Sindicato de
Trabajadores de la Enseñanza (STEs) durante muchos años, partiendo
en este caso de la nada organizativa.
El compromiso sindical y su apuesta por la escuela le condujeron
durante 18 años (2000-2018), hasta su jubilación, a formar parte de
la Comisión Permanente del Consejo Escolar de Castilla y León,
órgano de representación social y también de orientación y debate
sobre las directrices de la política educativa de esta Comunidad
Autónoma de España.
Su comprensión articulada del conjunto de estructuras que
conforman el sistema educativo, y la selección comprometida de dos
de sus elementos de mayor proyección social (escuela rural y
sindicalismo de clase en la universidad), nos llevan a tener que
considerar a Miguel Grande como un referente obligado de muchos de
los avances logrados en la sociedad próxima que nos entorna desde
dos vectores en apariencia distantes, la escuela rural y el
compromiso sindical en la universidad.
Se nos fue un líder ejemplar antes de tiempo, después de una
dolorosa enfermedad hoy todavía irremediable cuando aparece. Pero
después de su partida hace pocas semanas nos queda el aliento firme
de su decidido compromiso por la justicia, los derechos de los más
débiles, y la apuesta por una sociedad más digna. Tuve la
oportunidad de conversar con él muy pocos días antes de su partida,
y me quedo con una conversación cargada de optimismo transformador,
destilando muchas ideas y proyectos de búsqueda compartida, de
soluciones utópicas y realistas a un tiempo.