Opinião

CRÓNICA
Cartas desde la ilusión

Juan A. Castro PosadaQuerido amigo:

Es altamente saludable recibir noticias de nuevos avances en el campo de la innovación educativa, pero no sólo desde el punto de vista de las propuestas teóricas, sino desde la verificación de la aplicación de propuestas prácticas de una manera cada vez más decidida. Me da la impresión de que vamos perdiendo el miedo a la necesidad de mantener el estatu quo que nos piden las leyes educativas y comenzamos a poner en marcha las ideas que tenemos a propósito del cambio educativo necesario.

Comenzamos a recibir noticias de centros que se deciden a romper con las estructuras antiguas renunciando a elementos tan fundamentales, según la tradición, como las aulas, los exámenes y las asignaturas. Esto equivale, desde mi punto de vista, a contribuir a la "muerte de la escuela" que en varias ocasiones hemos comentado en nuestras cartas. Si no hay aulas, si no hay asignaturas y, por tanto, no hay exámenes, quiere decir que la escuela ha muerto.

Pero lo importante es que no nos quedamos en eso, en la muerte de la escuela, sino en su reviviscencia como otra realidad más acorde a los tiempos que vivimos.

Los alumnos no se agrupan ya por edades en niveles de coetáneos, sino que se agrupan según proyectos. Por tanto, ya no hay asignaturas, sino la búsqueda de recursos necesarios para llevar a cabo los planes establecidos. Evidentemente, si esto es así, sobran las aulas, que quedan sustituidas por espacios instrumentales en los que se desenvuelven las actividades de planificación, investigación y aplicación de recursos hasta donde sea posible, prolongando estos espacios hacia el mundo exterior, es decir, hacia la sociedad en la que vivimos, en la medida en que sea necesario salir de la actividad de previsión y realizar actividades de materialización de cada uno de los elementos del proyecto.

También sobran las asignaturas, ya que lo importante es llegar a responder con éxito a la pregunta "¿qué necesitamos ahora para conseguir lo que pretendemos?". La respuesta a esa cuestión acogerá tanto elementos cognoscitivos (siempre necesarios) como realizaciones prácticas. Todo esto irá unido con una lógica: la lógica de la consecución de los objetivos planteados. Eso quiere decir que los alumnos tratarán de decidir tanto en lo que se refiere a los conocimientos necesarios (evidentemente, habrá elementos léxicos, matemáticos, físicos, sociales, artístico-estéticos, etc.), como en lo que toca a los caminos para poner en práctica todo lo que saben (o lo que necesitan saber) para llegar a realizar las tareas fijadas con éxito.

Por supuesto, sobran los exámenes. La evaluación continua de los pasos que se van dando en función de los objetivos (o sub-objetivos) conseguidos se impone como estrategia de avance más que como sanción. Los conocimientos adquiridos y las prácticas realizadas quedarán incorporados al sistema cognitivo de los individuos sin tener que recurrir a la memorización tradicional de contenidos de cualquier tipo. La certificación definitiva quedará constituida por la experiencia que cada alumno adquiere en el proceso de desarrollo del proyecto.

Si este tipo de "mentalidad" educativa se impone, no cabe duda que estaremos haciendo una contribución magnífica al tan reclamado acercamiento de la educación a la realidad empresarial (y será desde muy temprano en el desarrollo de los alumnos, con lo que su formación estará más abocada al afrontamiento de los problemas de la realidad que al cumplimiento de objetivos estrictamente "académicos").

Pero tengo la impresión de que esto no llegará a ser eficaz si no hay "perspectiva de grupo", es decir, si cada uno de los alumnos (sea cual fuere su edad, sexo o condición social) no se siente integrado en el grupo, que es el auténticamente responsable del crecimiento de cada uno y de la aportación que cada uno pueda (o deba) hacer en cada momento.

Mi impresión y mi deseo es que esto se irá imponiendo poco a poco a lo largo y ancho de la realidad educativa de nuestro país. Ojalá no me equivoque.

Hasta la próxima, como siempre, ¡salud y felicidad!

 
 
Edição Digital - (Clicar e ler)
 
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