Crónica
Estamos viviendo y, en muchos
casos, asistiendo atónitos a muchos casos de corrupción en la
sociedad. El problema se magnifica cuando se encuentran implicados
en esta lacra los políticos que nos gobiernan y que han aprovechado
esa situación privilegiada para enriquecerse a costa de los
ciudadanos. Pero no es sólo una cuestión que atañe a los políticos,
sino que, por desgracia, asistimos casi a diario a las corruptelas
que se propagan aquí y allá, en toda hora y momento, en el
funcionamiento de la vida diaria... No es necesario entrar en
detalles, porque todos somos conscientes de lo que está pasando en
esta nuestra "sociedad del bienestar" que nos ha acarreado muchos
problemas al lado de los grandes logros.
Todo este comentario viene a cuento
por la necesidad que hay, cada vez más urgente, de que en el
sistema educativo se solucione el problema del abandono de la
educación en valores. Sabes que, en más de una ocasión, te he
comentado mi pesar por la centración, casi absoluta, de nuestro
quehacer educativo en la promoción del conocimiento. Son los
conocimientos los que, desde hace muchos años, dirigen el quehacer
profesional de los educadores en las aulas. Y nadie se va a sugerir
que se supriman los conocimientos como foco de actuación
pedagógica, pero sí sería necesario relativizar su papel,
compartiendo importancia con otros aspectos vitales como son las
emociones y los valores.
Estamos viviendo una situación, que
yo calificaría como insólita por impropia de una sociedad que se
cree "madura", en la que determinados dirigentes sociales con altas
responsabilidades de gobierno (incluso la responsabilidad máxima,
como ha sucedido en el caso de José Sócrates, exjefe de gobierno de
Portugal, que ha entrado en prisión acusado de corrupción, y de
algunos ministros en España, así como responsables de las entidades
financieras, etc.) han puesto de manifiesto una falta de ética y de
valores que en la sociedad no pasan ni pueden pasar desapercibidos,
como sabemos, con el coste político que esto supone. Llevamos, en
nuestro país, una sucesión de problemas sociales (terrorismo,
narcotráfico, corrupción…) que ponen de relieve las grandes lagunas
que el sistema educativo ha dejado en todos los momentos de nuestra
historia reciente. Es cierto que la democracia, la libertad, el
ejercicio de los derechos humanos de todas las personas, etc.,
dejan margen a las actividades delictivas de determinadas personas
que, si aparecen como "importantes" desde el punto de vista social
(políticos, banqueros, artistas, etc.), se convierten en
situaciones mediáticas. Y ahí, creo yo, radica el problema: los
"personajes sociales", en los que se fijan las personas (y que con
frecuencia alimentan programas de la "televisión basura"), no son,
precisamente, ejemplos de ejercicio de valores personales y
sociales. Este problema se agudiza en la medida en que nuestros
adolescentes (alumnos de E.S.O. y de Bachillerato) y jóvenes
universitarios están recibiendo, casi a diario, noticias acerca de
estas circunstancias que estamos viviendo.
Mi pregunta es: ¿cómo reaccionan -o
reaccionarán- estos adolescentes y jóvenes ante tanta bajeza
social?
La respuesta no es fácil. Pero sí
puede aventurarse que, sin una sólida formación en valores que
prime sobre las "ventajas" (aparentes) de determinadas
"desviaciones" sociales que están viviendo, estos ciudadanos
futuros responsables de la sociedad no tendrán claras las ideas ni
los objetivos que manejar y a los que dirigirse.
Creo, una vez más, que es hora de
comenzar a poner los pilares de una educación definitiva basada en
valores. Si formamos a la persona en valores de desarrollo personal
y social, tendremos la base de un posible futuro mejor, ya que los
valores movilizan el sentido de la responsabilidad sobre la propia
vida y la de los demás. Adicionalmente, se obtendrá una mejor y
mayor dedicación, por parte de los alumnos, a todo aquello que
incumba a sus responsabilidades y a la promoción de los valores de
solidaridad y colaboración con sus colegas y con la sociedad en la
que están viviendo.
¿Tendremos que esperar mucho para
que esto se vaya materializando? Esperemos que no.
Hasta la próxima, como siempre,
salud y felicidad.