Opinião

CRÓNICA
Cartas desde la ilusión

Juan A. Castro PosadaQuerido amigo:

Durante estos últimos meses hemos reflexionado sobre los 10 principios que fundamentan y guían la Evaluación para el Aprendizaje (EpA). A mi modo de ver, estos 10 principios encierran todo un programa de formación del profesorado que debería llevar a una ejecución práctica de todos ellos. Sería, en mi opinión, una buena manera de empezar a cambiar los sistemas educativos desde la base, es decir, desde la actuación del profesorado centrándose en el desarrollo de las competencias de todos los alumnos, sin distinción alguna.

Pero sigo encontrando un problema muy básico: la secuenciación.

Me explico.

En el ámbito educativo, los profesores hemos adoptado la "cultura de la secuencia", es decir, ahora se hace esto, después lo otro, a continuación otra cosa más, y así sucesivamente. El resultado es que estamos atrapados en la realización de una tarea o actividad tras otra como síntoma de nuestra inseguridad, a la vez que escudo protector contra nuestras dudas e incertidumbres. Y sigo pensando que, mientras los educadores no seamos capaces de aceptar la incertidumbre y asumirla, no seremos capaces de superarla.

En educación cometemos el error de tener que estar todo organizado, hasta el detalle más pequeño, para no perder el control de la situación en ningún momento. Pero la vida no es así. Hemos hecho, en nuestros sistemas educativos, una especie de "monstruo de la realidad". Vivimos "otra" realidad y hacemos que nuestros alumnos vivan, asimismo, esa "otra" realidad. Esto es lo que justifica, a mi modo de entender, el "abismo" entre la realidad académica y la vida (abismo que, por otra parte, se mantiene hasta en la misma Universidad, como reflejan las sucesivas y repetidas quejas de los empresarios acerca de la inutilidad de la formación del universitario como futuro profesional).

Mientras sigamos "atados" a la secuenciación, nunca conseguiremos entender la educación como un proceso sistémico. Es cierto que se debe proceder paso a paso, fase a fase, pero también es cierto que el sistema educativo exige que ese camino sea flexible, carente de las rigideces que nos "protegen" de nuestras inseguridades. La acción educativa nunca debería ser "lineal", sino "recursiva", en movimientos en forma de "espiral" evolutiva, tal como reflejaba Jean Piaget en su concepción del progreso evolutivo del sistema cognitivo de los niños.

Creo que el sistema educativo carece, en este sentido, de una mentalidad clara de lo que supone el impacto de una actuación de la/del profesora/or. Y ten en cuenta que digo, con toda intención, el término "actuación", porque, es mi opinión, los profesores actuamos demasiado poco, mientras sí seguimos nuestras rutinas (y las de nuestros alumnos, y tal vez, por las presiones, las que exigen los padres de nuestros estudiantes).

Lamentablemente, creo que los profesores nos comportamos, en demasiadas ocasiones, con la mentalidad del "libro de texto", sin asumir que, en realidad, todos somos capaces de actuar con la mentalidad de "libres del texto".

El mundo en que vivimos, y, por tanto, la realidad que viven nuestros alumnos (y nosotros mismos) no está escrita de manera definitiva, en forma de "libro de texto", sino que, al contrario, es un libro "en blanco" que se va escribiendo día a día, sin conocer qué sucederá mañana. El resultado puede concretarse en una falta del sentido de la realidad, aunque un fuerte anclaje en los "conocimientos" académicos. Creo que la anécdota que te cuento a continuación refleja, con alta aproximación, las consecuencias de la secuenciación (seguridad, plenitud académica) que nos llevan a perder de vista la realidad más elemental.

Sherlock Holmes y el Dr. Watson se fueron de camping. Después de una buena cena y una botella de vino se despidieron y se fueron a dormir. Horas más tarde, Holmes se despierta y codea a su fiel amigo:

- Watson, mira el cielo y dime qué ves...

Watson medita solo un instante y contesta:

- Veo millones y millones de estrellas...

- Y eso ¿qué te dice?

Watson reflexiona un par de minutos y responde:

- Astronómicamente, me dice que hay millones de galaxias y potencialmente billones de planetas... Astrológicamente, veo que Saturno está en Leo. Cronológicamente, deduzco que son aproximadamente las tres y diez... Teológicamente, puedo ver que Dios es todopoderoso y que somos pequeños e insignificantes... Meteorológicamente, intuyo que tendremos un hermoso día mañana... Y a usted ¿qué le dice, Sherlock?

Holmes encendió su primer pipa del día y respondió con calma:

- Watson, eres un pelotudo, ¡nos han robado la carpa!

 
 
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