Crónica
Cartas desde lá ilusion
Querido amigo:
Seguimos con nuevas y buenas noticias, porque esto parece que va
camino de hacerse más universal. Me refiero al cambio que, como te
comenté en mi última carta, comienza a materializarse.
Yo sigo pensando que el centro y autor de este cambio tiene que
ser, y seguir siendo, el profesor.
Digo esto porque, como siempre, estamos asistiendo a la aparición
de nuevos "cantos de sirena" que parecen ofrecer la "solución
universal" al problema de la educación, cuando todos sabemos que
esa "solución universal no existe".
Uno de ellos viene firmado por alguien que parece o se quiere
ofrecer como uno de los grandes pedagogos de nuestro país en la
actualidad. Esta persona quiere ofrecer la solución de los
problemas educativos centrándolos en el desarrollo de lo que él
llama "el factor E", que no es otra cosa que el conjunto de las
funciones ejecutivas, de cuya existencia y papel preponderante
conocemos los que nos hemos acercado, entre otras cosas, al
problema de la educación de los niños con trastorno de déficit de
atención (con o sin hiperactividad), es decir, los llamados niños
TDA/H.
Lo que no parece integrar en su planteamiento, este "pensador", es
que las funciones ejecutivas necesitan ser activadas por alguien...
parece como si, en el sentido más piagetiano, y en el parecer de
este autor, estas funciones se ejercieran por sí mismas por el mero
hecho de estar presentes en el sistema cognitivo de los
niños.
Pero la realidad es muy distinta: las funciones ejecutivas se ponen
en funcionamiento cuando existe un auténtico desafío, cuando el
profesor es capaz de retar a los alumnos para que, activándolas,
encuentren la solución a los problemas que les plantea o
desarrollen las tareas que les encomienda. Evidentemente, son una
competencia de los seres humanos, pero, como el resto de las
competencias, necesita ser activada mediante planteamientos
retadores (al menos así es como pienso yo, y no creo que sea el
único que pienso así). Para mí, si no hay reto, si no hay desafío,
no hay desarrollo, no hay progreso.
Por otra parte, asistimos a noticias como ésta: "El investigador
norteamericano David C. Krakauer cree que la inteligencia es
complicada y diversa, y hemos tendido a simplificarla demasiado".
No deja de ser cómico que este "científico" nos descubra ahora algo
que siempre hemos tenido claro en la ciencia psicológica: la
inteligencia es un sistema, y, como tal, es compleja en su
funcionamiento, lo que dificulta su comprensión y, por ende, su
manejo. Ahora bien, el problema del rendimiento de la inteligencia
no reside en su naturaleza, sino en la capacidad que tengamos de
estimularla adecuadamente. ¡Éste es el gran reto! Por muy
inteligentes que sean las personas, si no existe capacidad (¡donde
sea!) para estimularla, la inteligencia se convierte, poco a poco,
en un sistema (lo que es) inerte. Por tanto, ¡viva la
inteligencia!, pero, sobre todo, ¡vivan los que saben estimularla
de la manera más adecuada para su rendimiento eficiente!
Una vez más, éste es el reto de los educadores.
Seguiremos con estos asuntos.
Hasta la próxima, como siempre,
¡salud y felicidad!