Crónica
Cartas desde la ilusión
Querido amigo:
Sigo con mi idea del reto
educativo, o sea, el hecho de que los profesores renunciemos a
nuestro rol tradicional de "docentes" y nos convirtamos, de una vez
por todas, en "retadores".
El "problema" radica, a este
respecto, en la necesidad de que cambiemos, de una vez por todas,
nuestra actitud en relación con lo que estamos haciendo. Es decir,
vuelvo a insistir (porque esto ya lo hemos comentado en alguna otra
ocasión) en que necesitamos dejar de ser los "responsables" de lo
que sucede en el aula y dejar y aceptar que sean nuestros alumnos
los responsables auténticos de lo que les pasa a ellos y al grupo.
Necesitamos dejar de ser los "depositarios" del conocimiento para
hacer que nuestros alumnos sean los "buscadores" de los
conocimientos, procedimientos y técnicas que necesiten. Necesitamos
dejar de ser los "temerosos" acerca de nuestra actuación para
comenzar a ser los "confiados" en que nuestros alumnos serán
capaces de actuar por sí mismos y buscar las soluciones a cada uno
de sus problemas.
Pero para conseguir esto es
necesario que olvidemos nuestros miedos, nuestra desconfianza en
nosotros mismos y en nuestros alumnos, nuestras reticencias acerca
de la capacidad de nuestros alumnos para conseguir aquello que se
les proponga, y, sobre todo, que consigamos romper la rutina diaria
que nos atenaza y comencemos a actuar con mente abierta a las
posibilidades, a las incertidumbres, a la inseguridad del "no saber
lo que va a suceder"... en definitiva, necesitamos ser
auténticamente valientes.
Si no somos valientes,
educativamente hablando, difícilmente podremos ser retadores.
Supongo que sabrás que Nancie
Atwell ha sido galardonada con el premio "Nobel de la enseñanza".
Te transcribo, sin más, algunas frases del discurso que pronunció
con motivo de la recepción del premio. En su discurso después de
recibir el premio, Nancie destacó su amor por la vida en las clases
y aseguró que le encantan "los retos sociales y personales que
suponen trabajar enseñando a gente joven", además de retar al
profesorado a "innovar sin permiso".
Imagino, en este momento, a
cantidad de profesores preguntando (o preguntándose): ¿Qué es eso
de innovar sin permiso?
No te extrañe que la mayoría de los
profesores no "sepan" (¿puedan?) responder a esta pregunta...
sencillamente porque "no les han enseñado a innovar", y menos a
"innovar sin permiso".
Ya sabes que el proceso de
formación de los profesores incluye todo ¡menos innovar! En más de
una ocasión te comenté acerca de la necesidad de hacer que nuestros
alumnos sean "emprendedores"... Pero ¿cómo vamos a hacer que
nuestros alumnos sean emprendedores si nosotros no somos capaces de
aceptar que, si somos auténticos educadores, hemos de ser siempre y
continuamente innovadores?
Vuelvo, una vez más, a reivindicar
un mayor énfasis en la formación (entendida como formación y
sensibilización, y no como mera información) de los profesores.
Creo que los profesores no necesitamos más información, sino más
sensibilización. Es la sensibilización la que puede promover el
cambio ¡necesario! de la actitud.
En concreto, si tú "enseñas" el
teorema de Thales o el de Pitágoras, impides que los alumnos lo
descubran... y sean innovadores y emprendedores desde donde les
concierne. Si tú "ordenas" leer determinados libros sobre
determinadas temáticas, impides que tus alumnos consigan "hambre"
de lectura decidiendo por sí mismos los temas que les interesan. En
su discurso, dijo Nancie Atwell que "hay que dejar que el niño
elija los libros para que los lea y luego escriba bien". Por eso ha
conseguido que sus alumnos de séptimo y octavo grado lean un
promedio de 40 libros al año, un resultado nada despreciable
teniendo en cuenta el abandono de la lectura en los últimos años en
pro de otras aficiones como los videojuegos...
Seguiremos... (¡confieso que este
tema me apasiona!)
Hasta la próxima, como siempre, ¡salud y felicidad!