CRÓNICA
Cartas desde la ilusión
Querido amigo:
Cuando te escribo esto estamos ya a
mitad del trimestre y a pocos días de que comience la primavera. La
primavera es la estación del resurgir, y este simple hecho me lleva
a comentarte otro de los beneficios que esperamos obtener al poner
en marcha la comunidad de aprendizaje en nuestro centro: nuestra
expectativa se concreta en un compromiso de todos los profesores
(no sólo de los directivos del centro) para hacer cambios
significativos y duraderos, con lo que conseguiremos una más alta
probabilidad de llevar a cabo un cambio sistémico fundamental.
Creo que en alguna otra ocasión
(hace tiempo), te comentaba que mi opinión acerca del cambio
educativo se concreta en la creencia de que el cambio del sistema
no llegará por ley orgánica tras la que se pondrán en marcha unos
cuantos decretos-ley para desarrollarla y concretarla. A mi juicio,
por el contrario, el cambio del sistema educativo sucederá cuando
los profesores sean capaces de sensibilizarse ante la necesidad del
cambio, en primer lugar, y, a continuación, sean capaces de
promover una nueva "primavera educativa", es decir, un resurgir de
nuevas condiciones que emanan del nuevo talante de los profesores y
que se concreta en cambios significativos y duraderos. El cambio
significativo y duradero, a mi entender, no puede provenir de la
ley sino del talante, o, si quieres, en otros términos (aunque
pueda llegar a sonar cursi) del corazón de los educadores.
De hecho, una de las cosas que yo
trato de transmitir a los profesores en mis cursos de formación es:
cuando los profesores actuamos ante las situaciones (problemáticas
o no) que promueven nuestros alumnos, no lo hacemos "con la
memoria" (es decir, tratando de recordar qué técnica o
procedimiento se nos explicó en algún curso de formación, o se
recoge en alguna ley o decreto-ley…), sino "con la actitud" que
nace del talante. Por eso, hay profesores que tienen éxito en su
actuación con sus alumnos, porque son capaces de "leer" lo que
sucede en cada momento y, a partir de ese análisis, son capaces de
proponer la solución más adecuada. Por el contrario, otros
profesores "no aciertan" en sus actuaciones porque están
rígidamente anclados a "verdades", "procedimientos", "reglas",
"principios disciplinarios"…, lo que les lleva a un comportamiento
"quasi-robótico" ante sus alumnos, basado más en la reacción que en
el análisis y la actuación subsiguiente. Con estos profesores no se
puede esperar el cambio, porque buscan, por encima de todo,
anclarse en la seguridad de lo que "aprendieron" como únicamente
correcto y verdadero (como te decía en mi carta anterior).
El cambio exige flexibilidad, y la
flexibilidad de la persona sólo se consigue mediante un trabajo
personal que se base en la reflexión sobre la diversidad que nos
caracteriza como personas y el respeto profundo a esa diversidad.
Cuando los profesores nos situamos en la "orto-didáctica", tratando
de "ser siempre perfectamente perfectos", es cuando cometemos el
que probablemente sea el mayor de los errores en educación.
Y lo peor de todo esto es que
funciona como un círculo vicioso. A este propósito, recuerdo una
frase que me impactó desde hace ya mucho tiempo: "si haces siempre
lo que siempre has hecho, serás siempre lo que siempre has
sido".
Creo que esta frase resume el
talante de los que se aferran a la seguridad por encima de todo y
"odian", en consecuencia, cualquier cambio, porque lo enjuician
como un peligro, una amenaza, una situación desestabilizadora… En
uno de mis últimos cursos de formación del profesorado (sobre
"Aprendizaje Cooperativo"), les trataba de hacer reflexionar acerca
de esto: si no introducimos esta nueva metodología es porque, en el
fondo, la vemos como una amenaza contra la tranquilidad y el orden
en el aula, con lo que, en consecuencia, no se producirá
aprendizaje y supondrá una pérdida de tiempo. Nada más alejado de
la realidad. El ambiente de aprendizaje cooperativo es mucho más
productivo que el ambiente del aula tradicional (en la que se
impone el silencio, el orden, la jerarquía, la disciplina, etc.),
pero para conseguir ese ambiente lo primero que se necesita es un
cambio de perspectiva: no se produce un caos, sino una nueva y
diferente forma de enseñar/aprender…
Nosotros, en nuestra comunidad de
aprendizaje, esperamos superar, poco a poco, todos esos miedos que
vienen del pasado y afrontar, con decisión y con esperanza, el
cambio necesario y, en consecuencia, los nuevos retos que se nos
irán presentando…
Por hoy te dejo, pues ya casi me
falta espacio.
Como siempre, salud y
felicidad.