Crónica
Cartas desde la ilusión
Querido
amigo:
Voy a continuar con mis ideas,
pensamientos y reflexiones acerca de las dinámicas
transición/cambio y necesidad/oportunidad, que comentaba en mi
carta anterior, como sabes.
Hoy voy a referirme a una noticia
de prensa que tiene que ver de lleno con la problemática de la que
venimos hablando. Mi primera "tentación" fue transcribirte la
noticia directamente en esta carta y dejar que tanto tu pensamiento
como el mío fluyeran libremente. Pero he optado por tomar la
noticia tal cual se ha producido y comentarla, para ofrecerte mi
punto de vista (si quieres leerla tú, tal como la he leído yo,
puedes acceder a esta página web:
http://vozpopuli.com/actualidad/33705-las-matematicas-se-vuelven-un-juego-de-ninos-el-metodo-smartick-planta-cara-al-desastre-de-pisa).
Como puedes comprobar por el título
del sitio, la intención, al menos en principio, es buena y
correcta: "plantar cara al desastre de PISA".
Pero, a mi modo de entender,
volvemos a plantear soluciones fútiles a problemas fundamentales,
es decir, aquello que siempre se ha dicho en la sabiduría popular
de nuestro país: "coger el rábano por las hojas".
En efecto, creo que es un error
tratar de diseñar un instrumento educativo (llamado "Smartick") con
el objetivo de "plantar cara al desastre de PISA". Pero, si lees un
poco más del informe de prensa, nos encontramos con que este
instrumento obedece a que "España necesita matemáticos". Pero,
aunque el artículo no lo diga, la verdad es que, si vamos al caso,
España no sólo necesita matemáticos y tecnólogos (como se recoge en
el informe), sino que también necesita literatos, poetas,
geógrafos, historiadores, bailarines, cineastas, deportistas,
sanitarios (médicos, enfermeros, psicólogos y todo tipo de técnicos
de la Sanidad), filósofos, educadores, dramaturgos, líderes, etc.
¿Qué quiero sugerir con todo esto? Simplemente, que, en realidad,
lo que un país necesita (sea España o cualquier otro) son, en
realidad, "personas con gran capacidad de generar pensamiento de
alto nivel".
Si la educación no atiende a esa
necesidad básica y general, lo que iremos proponiendo serán
parches, ya que, tal como actualmente se contempla la aparición de
un programa tecnológico para "producir matemáticos", en lo sucesivo
pueden ir apareciendo programas específicos para "producir
literatos", para "producir geógrafos", para "producir sanitarios",
para "producir educadores", etc.
Por eso, desde mi punto de vista,
lo que necesitamos con urgencia no es producir "capacidades
específicas" de los diversos campos o ámbitos del conocimiento
(matemáticos, tecnólogos, historiadores, sanitarios, etc.), sino
"capacidades pensantes". Las personas que tienen capacidad de
pensamiento de alto nivel responden al símil que yo recuerdo que
alguno de mis profesores me propuso desde pequeño, en mis años de
formación en la escuela primaria. El símil es el siguiente (supongo
que lo tienes suficientemente conocido): "si a un buen escultor le
das unas malas herramientas, siempre será capaz de sacar una buena
escultura; pero, si a un mal escultor le pones en sus manos las
mejores herramientas, nunca conseguirás que produzca una buena
escultura". En otras palabras, el problema no radica en los
instrumentos (programas tecnológicos espectaculares "de última
generación"), sino en las "mentes pensantes" que los tienen que
manejar.
Con esto no quiero decir que esté
en contra de los nuevos avances y de las nuevas tecnologías, sino,
más bien al contrario. Lo que sí me preocupa (y me ha preocupado
siempre desde hace ya 30 años, y que escribí en un artículo sobre
la necesidad de la informática en la escuela) es que creamos que
tenemos la panacea por disponer de muy buenas herramientas
tecnológicas creyendo que, así, el futuro y el rendimiento de
nuestros alumnos está asegurado.
Es más, el artículo asegura dos
cosas: primera, que el instrumento está elaborado por "matemáticos,
ingenieros y economistas de INSEAD y la Universidad Autónoma de
Madrid, y se ha basado en un proceso algorítmico que, en función de
lo que haga el alumno en cada ejercicio, adapta el programa de
enseñanza a su rendimiento". ¿No han participado pedagogos ni
psicólogos, ni especialistas en los procesos de
enseñanza/aprendizaje? Por otra parte, se habla de un proceso
algorítmico que consigue adaptar el programa de enseñanza al
rendimiento de los alumnos… esto me provoca cierta risa, porque he
sido profesor de Psicometría y conozco las dificultades que la
Teoría de Respuesta al Ítem está encontrando a la hora de conseguir
algoritmos que adapten el programa de diagnóstico de las
habilidades de los alumnos… parece ser que estos matemáticos,
ingenieros y economistas de INSEAD y de la Universidad Autónoma de
Madrid han sido capaces de superar esas dificultades reconocidas
por la Teoría de Respuesta al Ítem.
La segunda afirmación es, a mi modo
de ver, más "insidiosa": "Es una forma única y barata de
personalizar la enseñanza del alumno, algo que un profesor no puede
conseguir sin ayuda". El problema es doble: en primer lugar, "¿qué
tipo de ayuda?", y, en segundo lugar, esta afirmación supone una
bofetada a todas las leyes educativas que hemos "sufrido" en las
que, desde finales de la década de los años 60 del siglo pasado, se
viene insistiendo en que la enseñanza ha de ser personalizada…
(entonces no había instrumentos de este tipo…).
Perdona que hoy me haya extendido
más de lo habitual (aún me queda mucho por comentar, pero tengo que
cortar). No obstante, no puedo terminar hoy sin exponerte uno de
mis pensamientos "estrella" en relación con la educación: "Huyamos
de las soluciones 'fáciles' y 'definitivas' (normalmente centradas
en la percepción de los avances tecnológicos como solución final)".
Estas soluciones tienden a situarse más en el polo de la
transición/necesidad, que en el del cambio/oportunidad.
Hasta la próxima, como siempre,
salud y felicidad.