Crónica
Cartas desde la ilusión
Querido
amigo:
Estamos ya metidos del todo en el
nuevo curso, tras haber superado las "dificultades" del comienzo y
tras haber "construido", como siempre, nuevas expectativas de éxito
educativo con nuestros alumnos.
Sin embargo, sigo pensando que las
expectativas de éxito continúan siendo muy inciertas, un año más.
Las razones de esta postura pesimista que ahora te expreso son
muchas, a pesar de que nuestra mentalidad y nuestras reflexiones
sobre la educación giren, o traten de girar, siempre en torno a la
"ilusión".
De todas esas razones quiero volver
a plantear una que a mí se me antoja imprescindible e insoslayable:
la formación del profesorado.
Antes de comenzar el curso, se han
planteado, este año como todos, los "principales" problemas con los
que se encontraban los profesores. Y, ¡pásmate!, parece que, en
muchas localidades, el principal problema era… ¡la falta de libros
de texto!: "No podemos comenzar el curso si no hay libros de
texto", se ha llegado a decir de una manera, a mi modo de ver,
excesivamente repetida por la "amplitud" geográfica del
problema.
En más de una ocasión hemos
comentado la escasa utilidad de los libros de texto (por no
radicalizar el pensamiento diciendo que son todos inútiles).
Sin embargo, no todo son problemas;
se han aportado algunas soluciones. En concreto, parece ser que se
ha invertido más que nunca en educación, que se ha reducido la
ratio alumnos por profesor, entre otras. Ahora bien, por lo visto
esto no ha conducido a los resultados exitosos previstos. Yo
recuerdo que, en mis primeros años de ejercicio como educador, casi
todos los profesores (por no decir todos) "suspirábamos" por tener
una ratio de unos 20 a 25 alumnos por profesor en el aula (entonces
estábamos alrededor de 35 alumnos por profesor). Esto se ha
producido en muchos centros, pero no hay resultados concomitantes
desde el punto de vista del éxito de nuestra acción educativa, al
menos tal como lo refleja el informe PISA.
Por otra parte, el Ministerio de
Educación afirma haber invertido más que nunca en el sistema
educativo. Yo me pregunto ante esta afirmación: ¿en qué se ha
invertido? La realidad es que si no se ha invertido en áreas que
incrementen la "productividad" educativa, la acción pasa de ser
"inversión" a "despilfarro".
Por esas, y otras razones, sigo
pensando que todos esos problemas (libros de texto, ratio alumnos
por profesor, inversiones, etc.) tienen una solución más
"sistémica" y que, para conseguir ese tipo de soluciones, se
debería replantear el tema de la formación del profesorado de una
manera seria y definitiva. No es serio "planificar" un conjunto de
acciones de formación desconectadas entre sí, o bien ligadas a la
corriente de moda, lo exija la ley o no (¿recuerdas, a este
respecto, todo el movimiento "formativo" que hubo en torno al
desarrollo de competencias? Mi pregunta es "¿para qué ha
servido?").
La formación del profesorado,
además de continuada, debería ser "sistémica", si quiere responder
a las necesidades y perspectivas de la educación en el mundo tan
complejo en que nos movemos ya en el siglo XXI. Estas necesidades y
perspectivas dejan atrás los libros de texto, ya que nos
encontramos en plena era digital y es un error no engancharse a
esta realidad que estamos viviendo ya plenamente; dejan atrás,
también, el famoso problema de la ratio alumnos por profesor,
porque se necesita más atención personalizada a los alumnos (para
lo que hay que estar mejor formados) sin importar cuántos de ellos
tenemos en el aula. Por el contrario, reclaman más inversiones en
formación auténtica del profesorado y un sistema convincente de
reciclaje personal que potencie la acción educativa de todos los
que nos dedicamos a esta maravillosa profesión.
Pero esa formación ha de
planificarse concienzudamente y no dejarse llevar de la "necesidad"
de hacer alguna acción educativa, o de la moda (porque ahora toca
formar sobre "competencias", o sobre el TDAH, o sobre el autismo,
etc.).
Volviendo a la realidad, ¿quién
planificará eso?, ¿habrá oportunidades para que auténticos
especialistas tengan la ocasión de proponer auténticos programas
orientados al éxito? ¿Podremos seguir reflexionando "desde la
ilusión"?
Hasta la próxima, como siempre,
salud y felicidad.