Opinião

crónica salamanca
Universidad Multinacional

Hernandez DiazEl término "multinacional" resulta para el lector de a pie un componente polisémico y con frecuencia preocupante. Si se aplica a la universidad es probable que la confusión se vea incrementada.

El adjetivo multinacional nos habla de algo referido a varias o muchas naciones. Un equipo de fútbol compuesto por jugadores procedentes de diferentes países es un equipo multinacional. Un aula en que sus alumnos proceden de diferentes naciones y continentes es un aula multinacional, y si son varias hablamos de un centro educativo multinacional. Y así podríamos proponer numerosos ejemplos más.

Multinacional, sin embargo, tiene cada vez más entre nosotros una caracterización de nombre, de sustantivo. Una multinacional es una empresa de grandes dimensiones, pero con presencia de producción y mercado en varios países, instalada en ellos de forma permanente, gozando a veces de cierta autonomía de gestión respecto a la sede central, generalmente ubicada en la nación de origen, aunque no siempre. La presencia de esas grandes empresas multinacionales en otros países tiene un explícito componente mercantil: vender más y más fácilmente los productos que ofrece al consumidor, ampliar su mercado cuanto más mejor. Es la mejor expresión del neocapitalismo más incisivo y competitivo, una especie de neoimperialismo económico,y desde luego que también científico e ideológico.

Pero hablemos ahora de la universidad, que es lo que nos toca e interesa. ¿Qué se quiere decir al utilizar el concepto "universidad multinacional"? Porque la dimensión de universalidad docente e investigadora, y el obligado carácter de apertura e internacionalidad han sido hasta hoy una de las señas de identidad de una buena y prestigiosa universidad. Lo más antagónico de universidad es cerrazón, es limitación de saberes y cultivo de ciencias, es pobreza de pensamiento libre y acotado, es localismo y provincianismo, es incluso el nacionalismo exacerbado, porque todas estas categorías se oponen a lo amplio y universal que forma parte de la esencia de toda universidad, desde su origen mismo en la Europa de la Edad Media. Una universidad mediocre es la cerrada, reducida en sus saberes y ciencias, localista, provinciana, nacionalista, no internacional. La historia de las mejores universidades nos confirma que ellas fueron ( o son) reconocidas cuando proponen amplitud de miras, ciencias y saberes, e internacionalidad en sus prácticas docentes e investigadores, entre profesores y estudiantes.

La universidad multinacional goza de incondicionales adeptos, incluso de apóstoles de ese modelo. Por ejemplo, el conocido periodista argentino Andres Oppenheimer no cesa de argumentar a favor de esta especie de neocolonialismo ideológico y universitario cuando apuesta para América Latina por la vía de las universidades multinacionales de Estados Unidos. En su libro, "¡Basta de historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro" (2010), va ofreciendo constantes comentarios sobre el avance de tales universidades multinacionales en varios países de Asia (Singapur, Corea del Sur o China), que a él le parecen modélicos en ese asunto, y lamenta mucho que los gobiernos de América Latina no sean receptivos ante tan gloriosa innovación, la universidad multinacional. Además de ello, por la apuesta que hacen los países asiáticos citados por el ingenierías en detrimento de los saberes humanísticos y ciencias sociales.

La universidad multinacional es un hecho en todo el mundo. Podríamos entender que el ya conocido modelo de universidades multicampus, que emerge en varios países del mundo desde hace ya cincuenta años, y funciona con éxito, lo que hace es expandirse más allá de las fronteras nacionales, con el objeto de ampliar la oferta, y desde luego de abrir mercado, de captar más estudiantes de educación superior, más recursos, más matrículas, más éxito económico. Por ello parece muy lógico que algunas grandes y prestigiosas universidades privadas sean las principales promotoras y beneficiarias de este modelo de universidad multinacional. Universidades de Estados Unidos, Reino Unido y Australia "venden" títulos, diplomas, y el necesario prestigio en países emergentes que quieren ser competitivos, o instalan laboratorios menos costosos, de tal forma que en el año 2011 ya se han contabilizado 200 programas, o franquicias, de universidades multinacionales que están instaladas en 67 países de todo el mundo. Y parece que la tendencia no ha hecho más que comenzar a arraigar, con lo que el futuro en este asunto ahora es impredecible en cuanto a las magnitudes que pueda alcanzar en muy pocos años.

Estas sucursales universitarias captan al cliente en situ, con lo que van evitando que los estudiantes tengan que visitar la universidad de origen. Ello facilita que la obtención del diploma sea más barata, pero conlleva riesgos formativos evidentes, en la medida que limita la internacionalidad real de su formación y de la propia universidad expedidora, y dificulta la impregnación en origen del estilo de ser universitario en una universidad histórica y prestigiosa.

Y lo más preocupante aun es, en nuestra opinión, esta reconversión en categorías neoimperialistas y culturales que ejercen estas universidades sucursalistas que adoptan un modelo empresarial y multinacional de forma casi siempre acrítica. Desde luego que no hay que estar cerrados a la posibilidad de que se instalen universidades de otros paises en otro determinado, pero convendría que los gobiernos impusieran determinadas condiciones de calidad en las actividades docentes e investigadoras que promuevan. En el caso de formación universitaria no vale aplicar sin más los criterios del mercado y la productividad, porque las instituciones de educación superior no son empresas, aunque algunos lo deseen así, y no tengan inconveniente en adoptar linealmente un modelo de universidad multinacional donde vean rentabilidad a la vista.

 
 
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