Opinião

Crónica Salamanca
Un servicio de proyeccion internacional que presta la Universidad

Hernandez DiazHace unas semanas se firmaba un acuerdo de gran proyección e interés internacional, de carácter político, cultural y universitario. Las partes integrantes del mismo eran el gobierno de España (con presencia de varios ministerios), la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), la Universidad de Salamanca y la empresa multinacional Telefónica. ¿De qué convenio estamos hablando?.

El acuerdo alcanzado entre tan señeras e influyentes instituciones tiene que ver con la enseñanza y el reconocimiento de las competencias de la lengua española hasta que el usuario alcance la acreditación oportuna de su conocimiento y uso del español como lengua. Nos encontramos, pues, ante un asunto de profundo calado cultural, económico, político, pedagógico, que va a repercutir y beneficiar a millones de ciudadanos de todo el mundo, que precisan justificar su dominio del español por razones y demandas económicas, comerciales o académicas.

Los estudios previos confirman que el programa creado en ese acuerdo será un instrumento que facilite la vida a muchos millones de demandantes de la lengua española para los negocios, las relaciones exteriores, el turismo, la vida académica y científica. Es decir, que el español es solicitado como lengua de uso científico, comercial y político porque en el presente es una de las tres lenguas de mayor uso y proyección internacional. Deseamos éxito y larga vida a este programa de tan justificado interés social, científico y académico.

¿Cómo y por qué está presente la Universidad de Salamanca como uno de los actores principales de ese acuerdo? La presencia del resto de organismos políticos, económicos y académicos nos parece pertinente y justificada. Pero si hay una institución que "per se" tenía que estar presente en 2015 en ese selecto grupo de elegidos esa es la primera y más antigua de las universidades españolas, porque motivos tiene para ello en lo que se refiere a la enseñanza del español y difusión de nuestra cultura en el mundo.

Desde que Federico de Onís, catedrático de Literatura Española, dedicara su discurso de apertura del curso 1920 a 1921, pronunciado en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, a la enseñanza y presencia del español en Estados Unidos, se abrió un camino de largo y fecundo recorrido de compromiso de esta universidad con la enseñanza de la lengua española y difusión de la cultura hispana en un contexto sociocultural que en su día era poco receptivo , como el norteamericano, durante mucho tiempo extremadamente recluido en la cultura anglosajona y la lengua inglesa. Hoy ya ni tanto, a pesar de embates con los de algunos candidatos presidenciales, caso del ultraconservador republicano Trump.

Hay que recordar que Federico de Onís había sido becado por la Junta de Ampliación de Estudios, organismo público creado por el gobierno de España en 1907, y presidido por el Premio Nobel de medicina en 1903, don Santiago Ramón y Cajal. La beca de estudios fue disfrutada precisamente en Estados Unidos, como consecuencia de la intuición que tuvieron los promotores de la JAE hacia el protagonismo político y cultural que tendrían los USA en las futuras décadas del siglo XX. Poco después Federico de Onís ocupó la primera cátedra de español de una universidad norteamericana, la Universidad de Columbia en Nueva York, convirtiéndose desde entonces en el referente pionero y principal impulsor de la presencia de la cultura, la ciencia y la lengua españolas en Estados Unidos.

Desde la segunda década del siglo XX, hace ahora un siglo, la Universidad de Salamanca se ha convertido en punta de lanza de la enseñanza del español para extranjeros, precisamente a raíz de los contactos con universidades norteamericanas generados por entonces, y que desde entonces solo han hecho que crecer en número e intensidad. La enseñanza del español para extranjeros es por ello una de las señas de identidad de la universidad salmantina, además de convertirse en un activo institucional y económico de enorme trascendencia para el histórico Estudio Salmantino.

Pero más allá de estas razones últimas, debemos considerar que la Universidad de Salamanca ha comprendido que las misiones que le corresponde desempeñar van más allá de la formación de profesionales, de la investigación, de la difusión de la ciencia y la tecnología, y que deben concretarse también en proyectos sociales y culturales, a veces con sentido de Estado, e incluso de compromiso mundial y global hacia la cultura y la lengua españolas.

Con ello se confirma que la universidad pública ofrece un servicio público que trasciende las fronteras del contexto de proximidad, incluso de España como nación, y que así responde a una de las dimensiones que deben cultivarse en toda universidad, precisamente la universalidad de sus servicios formativos y culturales

 
 
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